Era una noche fría, iba manejando mi auto y me encontré pasando por una calle oscura, llena de basura, en ese momento subí mi ventana y detrás de su seguridad me refugié, vi como unas cuantas llantas ardían y cerca de ellas, una fogata hecha con madera restante de estiba daba calor a algunos habitantes de calle que acercaban sus manos mientras se consumía el fuego, continué mi camino y más adelante, en verdad tuve miedo, cuando sorpresivamente se me acercó uno de ellos al parabrisas, no pude distinguir en su rosto facciones naturales, sus ojos estaban en otra conspiración, su boca pasaba por una gran resequedad que sus labios estaban partidos, en medio de todo eso y aún con algo de razón, pasó su mano por mi ventana y pidió mi ayuda.

Tanta necesidad podemos encontrar dentro de alguien que decidió o se vio envuelto por las circunstancias de su entorno. Como en la historia, estas personas se enfrentan a la oscuridad, al frio inclemente, a que los que pasan por allí suban su ventana y los aparten, a que las drogas sea su pan de cada día dentro de una vida que ellos no son conscientes que tiene un mejor destino.

Nosotros creemos en el trabajo que se hace de adentro hacia afuera, tomamos aquella mano que pasó por la ventana y la atraemos hacia un mejor mañana, le damos herramientas y promovemos su independencia, contamos con una experiencia de más de 20 años, donde hemos visto vidas 100% restauradas.

Leave a Reply